Libros del Rincón


Las fábricas de los jueves


Tu decisión fue ir en busca de los niños

 

Cuando abandonaste el zaguán eran apenas las 4:30 de la tarde. Los ancianos no te habían dicho dónde quedaba el sitio, pero tú de algún modo intuiste por dónde caminar. A unas cuantas cuadras entre callejuelas que te parecieron totalmente nuevas, encontraste un flamante centro comercial. Verdaderamente era increíble que en Guadalajara se hubiese construido algo así y que tú, siempre alerta a las novedades, no tuvieras la menor idea de su existencia.

Ahora el asunto era dar con Las Fábricas de los Jueves. El lugar estaba bastante concurrido, aunque las personas que iban y venían no te parecían familiares, ni por la forma de vestir ni por el tipo de gente. Todos parecían turistas demasiado bien vestidos y que hablaban en voz baja.

El cielo y el sol se reflejaban brillantemente en las ventanas de los grandes edificios y un suave viento mecía las ramas de los árboles llenos de flores. Aunque tú no eres una persona tímida, te producía cierto temor acercarte a esa gente y preguntarle dónde quedaban Las Fábricas de los Jueves. No sentías las fuerza necesaria para acercarte a ellos y entablar conversación. Así que caminaste por un pasillo lleno de mesas donde tomaban café los extraños lugareños. Cerca de una fuente estaba sentado un vendedor de billetes de la lotería observando a las palomas comer las migajas que les aventaba.

Te acercaste al vendedor y le preguntaste de la manera más cortés, dónde estaban Las Fábricas de los Jueves. El vendedor te miró asombrado y comenzó a gritar:

—¡Ey! ¡Oigan! ¡Quiere saber dónde están Las Fábricas de los Jueves!

Lo gritaba cada vez más fuerte apuntándote primero con la mano y luego con una especie de bastón. La gente comenzó a rodearte y a reírse. Tú no sabías si se reían de ti o del vendedor o de la situación, pero no lo quisiste averiguar. Corriste velozmente hacia el otro extremo del pasillo donde había un enorme edificio con espejos que cubrían toda la fachada. Las grandes puertas de la entrada principal estaban abiertas por donde se veía un espacioso vestíbulo, parecido al de una terminal de autobuses. Una gran multitud salía apresuradamente por las puertas de la derecha mientras otra gran cantidad de gente entraba por las puertas de la izquierda. Como no tenías ningún rumbo ni pista decidiste entrar y ver qué había adentro.

La gente era tanta y caminaba tan rápido que no fue fácil meterte en el grupo. Casi tuviste que empujar a una señora para poder llegar a la puerta y entrar al recinto. Mientras caminabas, enmedio del tumulto sentiste que alguien ponía un papel en tu mano. Entre tanta gente que te apretaba y estrujaba, era casi imposible saber quién te había dado el papel.

Al fin lograste cruzar el umbral y entrar al espacioso vestíbulo del edificio. Aunque había mucha gente ya era posible detenerse un momento a tomar un respiro y darse cuenta de lo que había en el interior. Pero tu preocupación era saber qué tenía el papel. Lo desdoblaste y encontraste escrito con un lápiz rojo: LAS FÁBRICAS DE LOS JUEVES ESTÁN EN EL PASILLO DERECHO DEL FONDO. CUIDADO CON LOS PAYASOS.

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El vestíbulo tenía cuatro largos pasillos. Dos al frente, uno a la derecha y otro a la izquierda. Los pasillos estaban llenos de todo tipo de locales comerciales.

El pasillo de la derecha no era recto sino que iba dando vueltas, unas veces hacia la izquierda y otras hacia la derecha, como si fuera el camino de un laberinto. Como el vestíbulo, también este lugar estaba lleno de gente que iba de un lado a otro. De vez en cuando descubrías unas personas vestidas de payasos, haciendo malabarismos con pelotas o con botellas de refrescos, pero ninguno se acercó a ti ni te miró.

Caminabas lentamente examinando todos los locales comerciales y los letreros que había, pues sospechabas que en alguno de estos letreros podrías encontrar cómo llegar a Las Fábricas de los Jueves.

—¿Buscas algo en especial?— te preguntó un vendedor de muñecos de trapo.

Tú le dijiste qué buscabas y el vendedor sacó de su suéter una especie de mapa que revisó con detenimiento.

—Puedes ir a la zona de fábricas que está un poco más atrás o a la sección de Jueves que se localiza allá adelante, o te puedes quedar por aquí, a lo mejor aparece... aquí las tiendas van y vienen; a veces desaparecen unas y a veces aparecen otras. Yo por ejemplo tengo que ponerme listo porque no sé muy bien en dónde estoy cada día y además...

Era mejor alejarse de ese tipo porque notaste que entre los monos de trapo había una gran cantidad de payasos. Caminaste hacia tu derecha y cuando te detuviste a tomar un respiro sentiste que estabas a tu izquierda ¿Cómo era eso posible? Reconocías algunas tiendas que ya habías pasado a pesar de que según tú debías estar en otro lugar. Pero por otra parte, viste que había nuevos locales y en uno de ellos descubriste dónde estaban Las Fábricas de los Jueves.

Observa con mucha atención la ilustración y podrás descubrir dónde están Las Fábricas de los Jueves. Si no lo descubres sigue leyendo y encontrarás la solución.

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Revisando los dos lados del pasillo, pudiste ver en el izquierdo, una tienda que decía: FABULOSAS ACEITUNAS BOLIVIANAS... RICAS y luego en un letrero abajo decía: SÓLO LOS JUEVES. Como las mayúsculas eran muy grandes tú las podías juntar y decía FÁBRICAS Y JUEVES, así que allí era el lugar.

Entraste al lugar que estaba lleno de gente. Sólo había un dependiente que estaba apuradísimo atendiendo a la clientela que le pedía toda clase de jamones, vinos y quesos. Al fondo del lugar viste una puerta tan bien pintada que contrastaba con lo descuidado del local. Antes de abrirla miraste hacia todos lados para asegurarte de que nadie te observara, pero todo el mundo continuaba muy ocupado comprando cosas.


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